Durante estos días, Sevilla se ha engalanado. Pero no hablamos de la Navidad. Nos referimos a la primera exposición antológica dedicada al genial Bartolomé Esteban Murillo. Esta muestra estará en el Museo de Bellas Artes de Sevilla hasta el 17 de marzo de 2019. En ella se reúnen obras de Murillo que habitualmente se encuentran repartidas por todo el mundo. Será el colofón a multitud de actos, exposiciones conciertos, etc. que se han celebrado para conmemorar el 400 aniversario del nacimiento del pintor.
Aparte de esta exposición, varios rincones de la ciudad están siendo los puntos claves de la efeméride. Estos lugares guardan relación con la vida y obra del artista. Y como no podía ser de otra forma, Artesanía Salcedo está presente en algunos de ellos con sus faroles de forja.
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El Museo de Bellas Artes, eje central para las obras de Murillo
La primera parada de «la ruta Murillo de Salcedo» es el propio Museo de Bellas Artes. Aunque en realidad vamos a hablar de su capilla anexa. La sede de la Hermandad del Museo, que sale cada Lunes Santo por unas puertas iluminadas por faroles con soporte de nuestros talleres. También podemos verlos en el azulejo con las imágenes de los Titulares.
La Capilla de la Expiración fue construida durante la reconstrucción del Convento de la Merced Calzada, hoy Museo. En dicho convento se encontraba el cuadro Resurrección de Cristo. El templo donde reside la cofradía del Museo ha albergado estos meses una reproducción del mismo. El original se encuentra actualmente en la Real Academia San Fernando de Madrid. Y allí también hay artesanía de forja creada en Salcedo. Todo está conectado…
Antiguamente, la capilla estaba conectada con la iglesia conventual, hoy desacralizada y convertida en la sala dedicada al arte Barroco. Por tanto, la sala donde se encuentran las obras de Murillo. Entre las más famosas encontramos a la Inmaculada Concepción Colosal, Santas Justa y Rufina, la Virgen de la servilleta o San Félix de Cantalicio con el Niño.
Barrio de Santa Cruz y alrededores
La figura de Bartolomé Esteban Murillo estará ligada por siempre al barrio de Santa Cruz. Allí vivió y trabajó durante sus años dorados, en una casa que hoy recuerda al pintor que desde allí observó a la Sevilla de su tiempo. Además, sus restos descansan en algún lugar de la plaza de Santa Cruz, pues allí estaba la iglesia homónima donde fue enterrado.
En el corazón del barrio encontramos el Hospital de los Venerables. El origen de su construcción fue la de contar con un hospicio donde dar cobijo y cuidar a sacerdotes ancianos. El canónigo Justino de Neve fue el promotor del proyecto. Su amistad con el pintor llevó al artista a pintar varios cuadros para este lugar. De hecho, fue el propio Justino de Neve quien donó varias de las obras de Murillo, como San Pedro Penitente de los Venerables. También habría que destacar la Inmaculada Concepción de los Venerables. Considerada una de las mejores Inmaculadas del pintor, fue expoliada por el mariscal Soult durante la invasión francesa. Hoy en día se encuentra en el Museo del Prado.
El Hospital de los Venerables es otro punto de Sevilla que nos une con Murillo. En el patio central, en torno al cual se distribuyen las estancias, cuelga de sus techos el farol de hierro «Venerables». Una prueba de nuestra vinculación con Sevilla y su historia.
A la salida del barrio de Santa Cruz, el Real Alcázar es otra parada obligatoria para conocer el legado de Murillo. Nunca pintó para este emblemático lugar, pero actualmente alberga el cuadro San Francisco Solano y el toro.
Además, el conjunto fue la sede del llamado «Museo Napoleónico». Creado por el mariscal Soult durante la invasión francesa, guardó allí las obras que expropió. Entre ellas había 45 cuadros de Murillo.
Las obras de Murillo en los palacios
Las casas-palacios son edificios muy característicos de la arquitectura sevillana. Por eso, un personaje tan emblemático como Murillo debía tener su presencia entre los muros de los más famosos.
Este es el caso del Palacio de las Dueñas, lugar que acoge numerosas obras de arte. Para el Año Murillo no podía ser menos y ha recibido varias reproducciones del pintor. Además, también ha contado con un original que pertenece a la Casa de Alba, Retrato de don Juan Antonio de Miranda y Ramírez de Vergara.
Acabamos nuestro productivo itinerario en otro majestuosos palacio, la Casa de Pilatos. Sus dependencias han acogido una interesante muestra de reproducciones de obras de Murillo. La exposición ha querido explicar la iconografía que hizo famoso al artista: las distintas representaciones de la Inmaculada Concepción.
Dos nobles edificios donde Artesanía Salcedo tiene su sello. El Año Murillo ha servido para encontrar otros puntos en común entre nuestra tienda y el pintor sevillano, que nos ha dejado un legado que podemos admirar en todo el mundo. Durante estos meses, muchos de sus cuadros volverán a casa para ser contemplados por los visitantes del Museo de Bellas Artes.